De somniis et vita propria

Queridos amigos y amigas todos,

sabéis que me he independizado. Desde hace un mes ha empezado una nueva vida para mi. Vivo sola, conmigo misma y en mi. Y eso requiere de un conocimiento que se adquiere por experiencia propia y por la de tus mayores.

En lo que respecta a éstos últimos, agrego que mi padre y mi padre han contribuido desinteresadamente: el primero me ha dotado de clavos, destornilladores y cinta aislante y la segunda me ha enseñado a tener un fondo de cocina*.

No quisiera dejar pasar la oportunidad para perfilar el tipo de mujer que quiero se de aquí a tres o cuatro años.

Seré esa mujer lozana y sonriente que sale a correr cada mañana. Todo un referente en lo profesional, aclamada y sexy papiróloga que ha alcanzado su peso ideal y todavía no se ha desvinculado de él. Esa, la que sube las bolsas de la compra de sus ancianas vecinas y, aunque ajetreada, siempre dispuesta a tomar café con sus amigas. Capaz de trasnochar y de ser puntera al día siguiente. La que propone ideas interesantes en las reuniones de vecinos. Esa, cuya colada es especialmete blanca, pulcra y aromática.

Pero la mujer que es, en un tiempo histórico, tiene 23 años. Es una niña que destiñe las lavadoras, ignorante a rabiar y bastante insegura de aquello en lo que pueda no serlo. No come porque se le olvida descongelar la comida, vive obsesionada con su peso ideal pero no mueve un dedo por llegar a él. Sin más catarsis que la del botellón del viernes, no le ha dado aún por trascender.

Pero es feliz, o al menos lo intenta.

Mucho camino les queda a una y otra para acabar encontrándose. No sé vosotros, pero yo no me o pienso perder!

*que es como un fondo de armario pero que se guarda en la nevera. Básicamente, consiste en cebollas, apio, puerros y pimiento. Con eso y algo de gracia, estás capacitada para cocinar lo que sea.